domingo, 23 de agosto de 2009

A recuperar el tiempo perdido (2): Siete, el número de la suerte.

... Para la tarde de ese 070809 muchas cosas habían pasado...
Estaba a varios kilómetros de distancia, Pachuca (la ciudad) me seguía pareciendo sucia, la idea de comer pastes me entusiasmaba pero me aterraba elegir al peor de los proveedores y tener un pésimo regreso a casa, caminé muchos metros en la nada (no exagero... no había ni una tienda y cuando encontré una no tenía nada frío, por lo que decidí continuar mi camino)...

Previo a este suceso, llegué al final de la Calle Gral. Vicente Guerrero...

Tras pagar mi entrada al Museo pude sentarme en ese pasto, pude ver ese cielo, que parece tan distinto al que todos los días observo. Y creo que ahora es digno pensar que es loco viajar hasta Real del Monte para sentarse en el pasto de un museo, que he recorrido más de cinco veces desde que se inauguró, pero si ustedes han tenido un sitio favorito, saben que no importa la distancia, si hay que hacer fila, si es caro, te gusta ir y ya... bueno, pues es lo mismo pero más lejos...

Platiqué, como siempre, con los guías, de nuevo me maravilló la acústica de la mina (más larga que hace unos años), tomé fotos y una vez más, me enamoré de ese lugar, sencillo, sin glamour, sin tiendas de ropa, de ese lugar en el olvido, cuya única maravilla es que lo siento mío, por su cielo, por su naturaleza, por sus árboles, por su sonido, por su viento, por sus barrios, por sus caminos... Y creo que a Real del Monte, le gustó verme, porque luego de un cielo que amenazaba con atraparme hasta el día siguiente, el Sol brilló con tal explendor que me retuvo varias horas más en la Plaza Central y me permitió salir seca de ahí...

"El sonido del viento en la mina..¿Has escuchado cuando el viento habla? Es divertido escucharlo, pero también da algo de miedo, porque reclama que lo escuches y que le prestes atención, se mete en tus pensamientos y se roba los segundos que le dedicas... y ya que tiene tu mente, murmulla poemas y entonces, se mete en tu corazón y si te descuidas, roba tu alma..."

"Quisiera tenerte, aquí, cerquita, pero es tiempo de separarnos, la distancia nos ayuda a necesitarnos... Tú rostro se aparece eventualmente... El recuerdo pinta en cada esquina pero no resulta del todo placentero... sigue ese lugar donde te sentaste a entonar una canción, aún está ese kiosko donde se unió tu guitarra y mi voz una tarde cualquiera, me dí un descanso en esa iglesia donde tantas veces pedí por nosotros, ya no venden las memelitas que comíamos en esas épocas donde el dinero no abundaba pero nos sobraban otras cosas..."

"Quiero que pasen los años y volver con tu recuerdo y con tu amor..."

"Que me queda sino agradecer a la vida y a Dios por la oportunidad de volver a casa, por construir con un día, mi mejor silencio y mi más importante plática, esa tertulia que organizan mis recuerdos, mi corazón y mi alma... pero la fiesta, a veces se acaba por que les gusta el silencio, les gusta esta paz..."

"No hay mejor paz que este silencio, cuantas noches en el año quiero ver este Sol... y que diferentes se ven las siete de la noche con esta luz..."

"Fueron siete horas para pensar en mí... unos pocos minutos para pensar en ti y el reso de los días para imaginarnos... Todos los días construyo una nueva historia contigo".

A las 20:30 hrs. el Sol aún brillaba, sin duda, ese lugar también me extrañaba.

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